EL TEMA RAMÒN CABRERO

La semana pasada titulaba un comentario que hice, de esta forma: “Atlético Nacional, un equipo sin paz” y hoy esto se corrobora mucho más con el anuncio oficial de Ramón Cabrero de que le restan, a lo sumo, 16 semanas como técnico de Nacional antes de volver a Lanús a seguir haciendo lo que siempre hizo. Definitivamente es un misterio de dónde salen tantas y tantas complicaciones en el seno de la institución Verde.
A no ser que el profesor Cabrero, en estas 16 semanas, esté convencido de que va a dejar a Nacional campeón, jugando un fútbol efectivo y serio y de que nos dejará momentos imborrables en nuestras mentes (partidos memorables, triunfos con categoría y la 11ª estrella), es difícil entender qué motiva al Profesor para seguir hasta mayo, excepto cumplir con un jugoso contrato pagado cumplidamente. Es un hecho, el profesor nunca se encariñó con nuestra institución, ni siquiera un alto salario lo sedujo y entonces no hay nada que hacer. A Atlético Nacional hay que “quererlo como lo quiso Oswaldo Zubeldia”.
Pero lo que sí es más penoso para el profesor es tratar de hacer malabarismos con dos instituciones, donde una lleva las de perder pues es la novata y la menos querida, y la otra, la veterana simplemente espera y mira. El profesor está como el hombre aquel que de un momento a otro se encontró con dos novias al mismo tiempo en la sala de la casa y se puso pálido de la vergüenza. Cualquiera se sentiría apenado como mínimo.
Para muchos es una lástima que el profesor haya decidido que no quiere seguir, pero a mí como hincha Verde de toda la vida y que he visto casi de todo en el equipo, no me preocupa que se regrese a Lanús, lo que sí me preocupa es el futuro de Atlético Nacional y los difíciles pasos que hay que dar para salir adelante en medio de innumerables desaciertos y múltiples equivocaciones a través de los últimos años.
No tengo nada en contra del profesor, al contrario, al principio me descrestó por su sinceridad y su forma de decir las cosas, no tanto por la forma en que paró el equipo y últimamente nada por la forma como perdimos contra Millonarios hace tres días. Para ser sinceros, había perdido bastante la fe en la capacidad del profesor de sacar a Nacional adelante y el sábado pasado quedé convencido de esto. No me preocupa tanto que se vaya el profesor Cabrero, me preocupa más quien será su remplazo.
Hoy sí que es cierto aquello de que las personas pasan y las instituciones quedan, Atlético Nacional, aporreado y todo ahí está, ahí sigue y seguirá aun después de que muchos de nosotros hayamos desaparecido y esto es lo que en realidad nos interesa. Y como lo que nos interesa es la suerte de Atlético Nacional, muy seguramente por allá en septiembre de este año, el profesor Cabrero (excepto si queda campeón) será otra anécdota más de nuestra ya larga historia. Pero entonces ahora lo que pedimos es que el comité ejecutivo haga bien las cosas y ojalá que por fin logren tomar decisiones acertadas y ganadoras.
En este estado de cosas nada será fácil, nada saldrá a pedir de boca, y ya sabemos de sobra que todo lo de Nacional lleva una especie de karma que nadie sabe exactamente de donde sale. Pero lo más importante ahora es que los directivos Verdes se sienten, ojalá con asesorías externas, y empiecen a diseñar algo COHERENTE, algo INTELIGENTE, algo REALIZABLE, algo SERIO y algo que nos devuelva la confianza y sobre todo que nos devuelva la alegría a los hinchas Verdes. Sabemos que los directivos tienen las mejores intenciones y quieren lo mejor para Nacional, pero se llegó la hora de agregarle capacidad, astucia, madurez y sabiduría a esas buenas intenciones.
Al profesor Cabrero no resta sino desearle buena suerte como se le desea a todo ser humano y decirle que se quede tranquilo y que no se ponga pálido pues ya sabemos dónde está su corazón, aunque él solito fue el que “llevó las dos novias a la sala” en la entrevista que hizo para el diario argentino La Nación.[Philip Montoya] Tomado de: http://www.ecbloguer.com/capsulas/